domingo, 8 de abril de 2012

Llegamos a Ámsterdam

Después de un par de sustos en sendos aeropuertos, llegamos sin problemas a Ámsterdam. En Monterrey fuimos los últimos en abordar porque nos descuidamos mientras desayunábamos. Fuimos los últimos en abordar, pero no pasó de una mirada desaprobatoria por parte del personal de la aerolínea. 


En Houston fue más estresante. Desde el aterrizaje y hasta el despegue en Houston sólo teníamos 90 minutos. Aunque nos asignaron a una línea que en teoría tiene preferencia para viajeros que sólo están en tránsito, tardamos cerca de 45 minutos. ¡Sólo para el primer filtro! Después teníamos que pasar el filtro de seguridad (revisión de equipaje de mano, sacar computadoras, quitarse zapatos, etc.) Era justo un día antes de iniciar vacaciones de semana santa, así que había mucha, mucha, mucha gente. Nos formamos entre desesperados y resignados a perder el vuelo. Hacer esa fila nos iba a tomar por lo menos otros 40 minutos... ¡Y el vuelo salía como en 25! Pasamos al lado de un guardia de seguridad. Le expliqué que teníamos un vuelo que estaba por irse, que si podía ayudar... Le enseñé el pase de abordar, vio la hora... dudo por un segundo (que a mí se me hizo eterno) y finalmente nos abrió uno de los listones de la fila y nos ahorró como la mitad. Atrás de nosotros se amontonaron varios más... pero alcancé a escuchar que ya no podía ayudar a nadie... tuvimos suerte. Pasamos el filtro y nos fuimos corriendo a la sala E4. Cuando llegamos, ya estaba vacía. Nos acercamos al mostrador y justo cuando entregábamos los pases de abordar, por el altavoz del aeropuerto decían algo así como Last call for Ana Cristina Caviglia, Victor Hugo Pina  Yeo, Diana Pina, etc... Nos vieron feo. Entramos. Asientos separados. Azafata con cara de "ni como ayudarlos". Pasajeros amables se movieron. Quedamos todos juntos.


Tomamos un taxi para ir del aeropuerto al departamento. Como a medio camino, nuestro marroquí chofer se topó con un control vehicular, aparentemente de rutina. La policía le pidió que se estacionara y luego le revisaron TODO. Sus papeles, que prendieran las luces, que prendieran las intermitentes, que funcionaran los limpia parabrisas, las llantas, el claxon. TODO. Cerca de 40 minutos esperando, pero todo en orden.


El departamento donde nos estamos quedando, temporalmente, está muy bonito. Justo enfrente de un canal, a 2 cuadras de la histórica casa de Ana Frank y a unas cuadras del Palacio de la Reina y de la, parece que famosa, Plaza Dam. La foto es la vista desde la sala.



Apenas llevamos 4 días en Ámsterdam. Hemos pasado los días más bien como turistas que como residentes. Todavía es muy pronto para formar una opinión o sacar conclusiones, pero aquí algunas de las cosas que en estas pocas horas de estancia más han llamado mi atención.


BICICLETAS.
Hay muchas bicicletas. Todo mundo anda en bicicleta. Bicicletas por todos lados. Hombres, mujeres, jóvenes, no tan jóvenes. En traje, en minifalda, en tacones. Hablando por celular, texteando, platicando, oyendo su iPod. Van rápido. Son muy buenos esquivando turistas distraídos. Todos los puentes para cruzar canales (que son muchos), todas las rejas de algún parque, cualquier tubo que esté por ahí, es estacionamiento. Además de los estacionamientos destinados ex-profeso. Enormes.


MALETAS.
Hay mucha gente en la calle con maletas. Si en Buenos Aires es común escuchar el ruido de una cochera avisando que está abriendo o en Monterrey es normal el olor a carne asada, aquí pareciera normal el ruido de las ruedas de maletas por toda la ciudad.


TRANSPORTE.
Está muy bien organizado. Lo más común para moverse, después de la bicicleta, es el Tranvía. Para subir y bajar hay que usar una tarjeta precargada. El saldo se debita una vez que se marca la salida. La tarjeta sirve para tranvía, metro y autobús.


BAÑOS PÚBLICOS.
Tal vez sea porque en la ciudad hay muchos hombres, con mucho frío y algunos bajo los diuréticos efectos del alcohol. Tal vez la razón sea otra. En cualquier caso, hay en algunas esquinas baños públicos para hombres. Eso no tiene nada de raro, pensaran algun@s. Lo que llama la atención es que estos baños no son lo que llamaríamos privados. Están al aire libre, cualquiera que pase por la calle puede ver al individuo en cuestión haciendo sus básicas necesidades. Va una foto a manera de ejemplo.



El clima ha sido más bien frío. Hemos estado entre 1°C y 12°C, pero hemos tenido suerte y hasta ahora no ha llovido gran cosa. Hasta nos han tocado un par de días con sol. 


Mañana lunes recibimos la visita de Lucía, una de las hermanas de Ana y el martes (porque mañana es festivo) yo empiezo en la oficina.


Seguiremos en contacto...

2 comentarios:

  1. Reciban un abrazo desde México. Att Benjamín Piña

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  2. Hola Vic! ya tenía mucho que no leía una de tus pintorescas historias, gracias por compartirla! Pero cuentame, se fueron por la misma empresa de Monterrey o ya nada que ver?, ahora en qué empresa estas y en qué área?. Por lo que leí una hermana de Ana vive allá, asi que será más fácil la adaptación, como quiera te mandaré los datos de una super amiga que tengo por allá por cualquier duda o tan solo para hacer amistad con una mexicana en aquellas tierras. Todo lo mejor para ustedes. Abrazo

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