Salimos el viernes después de la escuela de Diana, planeando hacer el viaje en solo 5 horas (porque estamos a 500 km). Como siempre, la realidad se encargó de hacer de las suyas y el viaje fue de 7 horas, incluyendo gritos y sombrerazos porque Diana y Alan se peleaban en el coche, Diana vomitando en el estacionamiento porque se mareó después de estar "leyendo" en la iPad y hora y media de tráfico de viernes por la noche en lo que creo es la ciudad más grande de Europa.
El sábado fue diferente y mucho más disfrutable. Pasamos la mañana en la Cité des Sciences et de l'Industrie, que tiene un museo interactivo/ educativo dedicado a los niños (Cité des enfants). Diana y Alan se divirtieron mucho jugando con agua, con ladrillos, laberintos, torres, pelotas, rompecabezas, etc. Museo muy grande y muy bien organizado.
Después de comer fuimos a conocer la Torre Eiffel. Nos fuimos en metro, que nos recomendaron como la mejor opción para llegar al centro. El metro es grande, viejo, sucio y por lo menos en sábado por la tarde, muy concurrido. Lo bueno es que ir con carreola y 2 niños siempre es una buena estrategia para conseguir asientos, aún en el metro de París!
El metro recuerda al de la Ciudad de México (será porque los vagones del metro del DF están/estaban hechos en Francia?). No sólo son los vagones, son los túneles, el olor, la gente.
Las pocas calles de Paris que recorrimos recuerdan algunas calles de Buenos Aires, aunque lo correcto sería decir que Buenos Aires se parece a París...
La torre la encontramos en su lugar, como se ve en las fotos. Grande, bonita, más café que amarilla y rodeada de mucha gente detrás de cámaras y celulares.
Nos tocó ver a un par de vendedores ambulantes en plena huída de la policía, que pedaleaba más por obligación que por convicción, pero al final agarraron a un grupito al que le confiscaron botecitos y bolita porque estaban engañando a turistas con aquello de "Dónde quedó la bolita?"...
Hicimos el recorrido y las fotos de rigor y luego caminamos un poco a la orilla del Sena y calles aledañas. La hora y el frío nos corrieron, regresamos al hotel experimentando una nueva ruta de metro, pero también lo encontramos viejo, lleno, sucio.
El domingo desayunamos y nos despedimos de un París frío y con neblina. Será lo que sea, pero es París. Una ciudad a la que tenemos que volver, con más tiempo y mejor clima, para conocer Notre Dame, el museo de Louvre, Versalles, el Arco del Triunfo, Champs Elysees, sus cafés, total.. sólo está a 500 km!